Menopausia, no podemos hacer que no llegue, pero si intentar que cuando aparezca nuestro cuerpo se encuentre en las mejores condiciones posibles
Por Patricia Marín Novoa, Colegiada LR-26/0067. Fisioterapeuta especialista en Pelviperineología. Equipo de Rehabilitación de Suelo Pélvico del CARPA.
A lo largo de la vida, una mujer pasa por diferentes etapas, desde su pubertad hasta la madurez. Cada una de ellas implica un cambio físico debido a una importante influencia de los cambios hormonales. Estos cambios van a condicionar la evolución del cuerpo a lo largo de los años y un papel muy importante lo va a jugar el ciclo menstrual.
El ciclo menstrual es un proceso cíclico y natural que va a producir alteraciones hormonales y del aparato reproductor en la mujer. Durante los ciclos menstruales el nivel hormonal de estrógenos y progesterona varían, permitiendo así la menstruación o en su caso la fecundación e implantación del embrión. Los estrógenos, son hormonas que engloban diferentes funciones como son: preparar el cuerpo para la fecundación, regular los niveles de colesterol, proteger los huesos, estimular la libido y ayudar a la formación de colágeno (es una proteína que genera fibras muy resistentes y flexibles).
Con el paso de los años, el ciclo menstrual en la mujer desaparecerá y dará lugar a la menopausia o comúnmente llamado cambio de vida. Esto va a implicar una serie de alteraciones en el cuerpo de la mujer debido a la disminución de los estrógenos, apareciendo signos característicos como: sofocos, alteraciones en el humor, aumento de peso y metabolismo lento, sequedad vaginal, problemas para dormir, pérdidas de orina, osteoporosis… Si a estos síntomas añadimos otros factores externos como pueden ser el tabaco, sedentarismo o la falta de actividad física, esta situación podría agravarse más.
Es cierto que no podemos parar el curso natural de la vida y hacer que la menopausia no llegue, pero si podemos intentar que cuando ese momento aparezca, nuestro cuerpo se encuentre en las mejores condiciones posibles. Con esto me refiero a mantener unos hábitos de vida saludables como pueden ser: practicar ejercicio físico diario como por ejemplo: andar, natación, bicicleta o cualquier actividad que practicáramos anteriormente, a poder ser en contacto con la naturaleza o al aire libre; ingesta de agua de unos seis vasos diarios; mantener hábitos alimentarios saludables, una dieta equilibrada y rica en verduras y frutas, evitando las grasas y alimentos procesados; evitar el consumo de tóxicos como pueden ser el tabaco o el alcohol, y sobre todo, intentar afrontar esta etapa de la vida de forma positiva, el inicio de un tiempo para dedicarte a ti, e incluso para iniciar nuevas aficiones.
La aparición de síntomas como la atrofia, sequedad vaginal, pérdidas de orina o disminución de la libido están íntimamente relacionados con la disminución de estrógenos que se producen durante este proceso. Los estrógenos mantienen la troficidad en toda la musculatura y al verse tan menguados pueden dar lugar a estas alteraciones. En el caso de su aparición, podemos acudir a un especialista que nos ayude a tratarlos o mejorarlos. Estas patologías pueden ser evaluadas por diferentes miembros de un equipo interdisciplinar de Suelo Pélvico (ginecólogos, urólogos, médicos rehabilitadores, fisioterapeutas…) que nos pueden valorar y diagnosticar cualquier problema que padezcamos, con el fin último, de poder ser tratados de la forma más adecuada y entre ellas siendo la fisioterapia, una de las terapias más relevantes a nuestro alcance.
La Fisioterapia es una disciplina de la salud que, mediante la terapia física ayuda y mejora múltiples síntomas asociados a la menopausia. En este caso, el implicado en el tratamiento sería un Fisioterapeuta especialista en Pelviperineología que, mediante diferentes técnicas como la reeducación abdominal, perineal, electroestimulación, biofeedback, uso de bolas chinas, dispositivos vibratorios, tecarterapia… puede hacer que los síntomas desaparezcan o al menos que mejoren. El refuerzo de la musculatura perineal y abdominal hará que la mujer tenga una mejor conciencia de su suelo pélvico, consiguiendo una disminución de las pérdidas de orina y mejorando tanto la troficidad perineal como la libido. Tras una primera valoración y mediante su historia clínica se procederá al tratamiento más adecuado.